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© DOA. Saúde Mental | | Doa en el congreso de Agroecología

DOA más allá de la salud mental

DOA. Saúde Mental participa en el VI CONGRESO INTERNACIONAL DE AGROECOLOGÍA organizado por la Universidad de Vigo.

17/06/2016 | Vigo

La Universidad de Vigo  y en concreto el GIEEA de la  Facultad de Economía, organiza estos días en Vigo el IV CONGRESO DE AGROECOLOGÍA en el que se plantea una perspectiva muy interesante, en la que tienen cabida todos aquellos ámbitos y sectores en los que la agricultura ecológica es instrumento, medio o resultado para alcanzar un mundo más sostenible.
Hace ya meses tuvimos la suerte de participar en unas Jornadas en el Concello de Cangas sobre agricultura ecológica y ayer, invitados por Xavier Simón y Damián Copena, tuvimos el honor de participar en la mesa sobre AGRICULTURA SOCIAL y TERAPEÚTICA.
Tras disfrutar de la exposición de  Manuel Antonio Rodríguez Iglesias Alborada hablándonos del  programa "Verdear", tocó el turno a DOA con la comunicación "Cultivando saúde: a horta como medio para a rehabilitación psicosocial en saúde mental”


Pudimos contarle a todos y todas los allí presentes este proyecto enmarcado dentro de nuestra programación formativo-laboral del Centro de Rehabilitación de Cangas y que lleva funcionando ya 3 añitos en un terrenos cedido por el Concello de Cangas. El modelo con el que trabaja DOA en todas sus actividades es un modelo basado en la persona: desde ella y para ella.

Así desde el huerto se trabaja para tratar de potenciar las capacidades de las personas que acuden a DOA y reducir al máximo sus limitaciones. Allí  ofrecemos actividades concretas para trabajar aquellas capacidades que queramos potenciar. Por ejemplo, si detectamos problemas a nivel cognitivo y valoramos que su atención sostenida es mejorable, se le encomiendan tareas que impliquen atención. ¿Cuáles son estas tareas? Pues la verdad es que la atención es imprescindible en todas pero hay algunas como segar, sacar malas hierbas, preparar y plantar las variedades a cultivar,… 

La enfermedad mental si por algo se caracteriza es por la falta de motivación. A veces nos cuesta arrancar un poco…  ¡Esta es  “la madre de todas las batallas”! Dado que ésta es una constante en la enfermedad y que fluctúa según diversos factores (momento de la enfermedad, tiempo de permanencia en el centro, empatía con la actividad, la estación del año, , etc), tratamos de que esta actividad se desarrolle en un clima de cordialidad y de fomento de la tarea hombro con hombro. De esta forma sentimos que cada uno somos una pieza fundamental en el engranaje y que el resultado final también es fruto de nuestro esfuerzo.
En un ambiente distendido como es el huerto, también es más fácil que las emociones afloren de una forma más dinámica, por no hablar de cómo hacer equipo para conseguir un fin une y ejercita la afectividad y un cierto repertorio de emociones que de otra manera permanecen ocultas.


¡El huerto nos da muchas herramientas de trabajo como estáis viendo!


A veces incluso nos sorprende descubriendo en nosotros roles que teníamos olvidados, dormidos. Construye una nueva identidad y nos hacen descubrir que tenemos mucho que dar y lo bien que sienta saber que produces, que tienes un papel dentro de él.  En el huerto todo el mundo tiene cabida: siempre existe alguna tarea afín,  y es desde ahí, desde ese apego hacia una o varias tareas en concreto, es desde donde empezamos a reconstruir nuestra nueva identidad. 

Por otro lado, la mayoría de nosotros quiere trabajar y volver a encontrar un enclave en el que hacerlo. A veces el incio temprano de la enfermedad implica que no  tener ni la formación y ni la experiencia laboral precisa para encontrar nuestro hueco en este mundo laboral de leones. El huerto es como un laboratorio donde adquirir ciertos hábitos básicos de trabajo (puntualidad, uso de vestimenta adecuada, adquisición de rutinas, cumplimiento de los tiempos establecidos, etc)  y conocimientos relacionados con las tareas agropecuarias (trabajo de la tierra mediante su laboreo, fabricación de abono natural, mantenimiento de jardín, mantenimiento de utillaje, mantenimiento de las instalaciones, explotación de animales de granja, etc). También animamos a realizar formación externa relacionada con esta actividad de cara a una posible inserción laboral.


No podemos olvidar el valor añadido que tiene este espacio. El huerto es un ecosistema ecológico en sí mismo. Se retroalimenta y apenas necesita aportes externos. El producto obtenido es de alto valor (libre de agroquímicos y cultivado de una forma tradicional respetando los ciclos biológicos y alimentado con el mejor abono posible, generado en el mismo espacio con recursos naturales propios según los patrones del autoabastecimiento y el reciclaje de subproductos).


También es ecológico para nosotros ya que es un entorno que conocemos, familiar y volvemos a poner en práctica usos y saberes adquiridos  que en el transcurso de la vida hemos ido abandonando.


¡El huerto crea vida y nos da vida!


 

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